martes, 26 de mayo de 2015

El Hombre sin miedo



Cuando era pequeño, tenía muy mala dentadura. Y para colmo, me gustaban mucho los dulces. ¿Resultado? La colección más refinada de caries de la ciudad y un dolor intolerable para un niño de mi edad. Sin duda había que hacer algo a la brevedad para solucionar el problema. El asunto es que una tía que trabajaba en la Posta Central de Santiago, pudo conseguir que me atendieran y solucionaran el problema con las clásicas tapaduras, pero en varias sesiones.

Fue mi primera visita al dentista, y fue terrible. Estar sentado con la boca abierta mientras aquella espantosa máquina del terror te perforaba cada uno de los dientes,en medio de una sensación de angustia,que generó en mí un repudio absoluto a los dentistas. El sonido, el olor a muelas quemadas, la anestesia, el aroma a cemento. Una serie de sensaciones que se convertían en dolorosas e inolvidables experiencias en mi psique. Terminar esas sesiones era un alivio para el alma, pero saber que tenía que volver, era algo intolerable.

Pero, en medio de todo ese dolor que provocaba cada procedimiento, había algo que me hacía feliz. Al finalizar la primera visita al dentista, me di cuenta que a la salida de la Posta, existía un pequeño kiosco que exhibía una serie de cómics de la compañía Marvel. Algo no común para un niño que venía de una comuna relativamente retirada del centro en donde este tipo de historietas americanas no llegaban.

Mirar la portada de aquellas historietas - por muchos minutos en ocasiones -, echaba a volar mi imaginación por las nubes. Eso era lo que más me motivaba de ir al dentista finalmente, y soportar todas las visitas estoicamente, hasta finalmente perderle el miedo.  Esperar mi turno al patíbulo, era el precio a pagar por poder mirar las portadas una vez por semana. Ni pensar en adquirir alguna de aquellas revistas, ya que sus precios superaban con creces el bolsillo promedio, por tanto solo quedaba el sueño de cual de aquellas historietas me compraría si tuviera el dinero.

Entre todas ellas, había una en particular que me llamaba la atención: Una que exhibía a un personaje demonio cayendo de las alturas: “Daredevil: The Man withouth fear”. Aquella imagen resaltaba entre Iron Man, Los 4 Fantasticos y El Dr. Extraño. Algo había en la portada de esa revista y su héroe. Era como caer en un trance hipnótico, que me hacía imaginar miles de historias sobre aquella portada, mientras que jamás llegué a ponerle una mano encima.  Daredevil, un tipo disfrazado de diablo, cayendo de las alturas víctima de un poderoso enemigo metálico. ¿Era este súper héroe un héroe en verdad, o era la misma encarnación del mal tratando de hacer que sus súbditos pagaran el alto precio de querer ser más que él mismo mal?





A ciencia cierta, nunca sabe el motivo por el que aquella portada me genero ese llamado de atención. Pero si tengo claro que cuando volví a ver la portada hoy, después de tantos años, no dude en comprar ese anhelo infantil. No importando el valor. Si volvió a mi por algo fue.

Pero eso no fue ni mi primer ni mi último encuentro con DAREDEVIL, durante estos años.
Hace unos meses atrás me enteré que la serie de cómics, sería adaptada a la pantalla en una nueva versión, de la mano de la cadena NETFLIX. Si bien esto no era sorpresa alguna, pues no era la primera aparición del héroe ciego y sin detenerme en la película de 2003, que en verdad en su momento dejó bastante que desear (De la que pido encarecidamente, puedan revisar su versión “director’s cut”, que es muchísimo más oscura y le hace un poco más de justicia al personaje en aquellos años) debo decir que esta noticia me hizo esperar con cierta ansia el estreno de la serie.

Y en verdad la espera valió la pena: Daredevil  por varias razones, se convirtió en un producto de calidad superior; el estreno de todos los episodios, la disponibilidad de idioma, y por sobre todo, el tono de la historia, hacen de ella altamente atrayente, y no necesariamente para los amantes de este fenómeno de súper héroes que se ha venido dando durante la última década.

Hay una diferencia casi abismal entre las demás franquicias para televisión de Marvel (Incluyendo algunas de sus películas mas famosas), y lo que podemos ver en esta nueva versión de Daredevil.  La serie tiene vida por si propia y ni siquiera requiere alimentarse del “universo cohesionado” para poder sobrevivir, y que aunque hace mención de algunos incidentes directamente relacionados con las demás cintas, se agradece profundamente, más aún cuando se ha abusado del recurso para tratar de mantener un mundo en perfecta relación narrativa.


Sin caer en la burda historia de orígenes del héroe, y tan solo con acercarse a la “Cocina del Infierno” ( Hell’s Kitchen), que es donde transcurre la historia, es suficiente terreno para que el relato se nutra del suficiente odio y rencor, en contra parte con la sed de justicia del héroe, que emprenderá una jornada sin retorno, en su búsqueda de sí mismo y su papel como justiciero.Aunque la serie no se limita a explorar únicamente la lucha contra los poderosos enemigos que irán apareciendo, sino que todas las consecuencias que acarreara al personaje principal, a grandes rasgos relata la historia de un abogado ciego, que tiene ciertas capacidades sobre humanas, y un peligroso señor de la mafia conocido como el Kingpin, en una lucha que no tendrá limites de ninguna especie.


No voy a resumir ni dar mayores reseñas de la serie, pues hay varias dando vueltas. Solo recomiendo que puedan verla y la disfruten como yo lo hice.



Hay algo que aprendí casi después de 30 años de toparme nuevamente con DAREDEVIL y escribir esto. Y es que de alguna forma,aquella vez con esa portada, también me volví un alguien sin miedo, al menos sin miedo al dentista.

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