jueves, 10 de mayo de 2018

500 Días… ¿Con ella? Una breve critica a 500 Days of Summer

“Tom  (Interpretado por Joseph Gordon-Levitt) es un joven arquitecto, dedicado a un rutinario trabajo como escritor de tarjetas de felicitación, viviendo una vida sin mayores sobresaltos, hasta que un día aparece en su trabajo,  la joven Summer Finn (Zooey Deschanel), una atractiva chica, hija de padres divorciados. Tom se enamora rápidamente de Summer, con quien comienza un romance idílico, que abruptamente, le hará reestructurar su manera de pensar sobre el amor verdadero”.

Recomendada hace unos años por un amigo -durante un periodo bastante confuso de mi vida-, siempre me resulto curioso el efecto que causó en mucha gente esta película; En lo personal, fui testigo de interminables discusiones bizantinas sobre la protagonista de la cinta, aunque debo reconocer que jamás me interesó verla.

Finalmente, un día decidí echarle un vistazo para entender por fin, porque la mayoría termino odiando a la protagonista femenina, pero lo que más me llamo la atención, fue que muy pocos repararon en la conducta del protagonista de la cinta y el mensaje que pretendía entregar la película desde un principio: “Esto es una historia de chico conoce a chica. Pero más vale que sepas de entrada que no es una historia de amor“. Definitivamente 500 Days of Summer no es una cinta de amor ni romanticismo, sino más bien, todo lo contrario: es una historia de desamor. Es más bien una advertencia a brazo alzado, sobre todo para el público masculino.

A continuación algunos spoilers mayores de la cinta (si no la has visto,  deja de leer!)

Si bien la cinta presenta la historia de Tom, enamorado de Summer, esta se enfoca principalmente en las desventuras que tuvo que experimentar una vez acabo su relación; Como tuvo que volver a enfocarse en sí mismo, ser leal a sus proyectos y convicciones, luchar contra el sufrimiento de darse cuenta, que el único que se “engancho” en la relación fue el.  
Expectativas versus la realidad.

Despertar amargamente de toda aquella fábula que inventó en su cabeza respecto a la supuesta "chica de sus sueños".

Que quede claro, que no tengo nada en contra de la protagonista: Summer nunca tuvo nada claro respecto a lo que deseaba en la vida. En cada película y libro que compartieron con Tom, veía con nostalgia algo que no podría alcanzar jamás con Él. Es por eso que en el tiempo, Tom no fue más que un medio para “no estar sola” mientras aparecía aquel ser que supuestamente la haría feliz. 

Es por eso que su relación pasó a ser algo sin mayor importancia y que cuando llegó el momento, la descartó sin más, agregando por cierto el hecho de que Tom le facilito el duelo durante un buen tiempo del metraje de la cinta. Fue precisamente por eso que al cabo de un escaso tiempo, Summer pudo sentirse completamente segura de tomar la decisión, ¡De casarse!

Tom le había ayudado sin querer, a posicionarse ante su nueva pareja sin dolor alguno, ni sentirse sola. ¡Felicidades Tom! 

Debo admitir que de alguna manera, me sentí identificado con el personaje. Pero aunque parezca cruel, la vida es así. No necesariamente la gente busca relacionarse para estar feliz, sino que para ocultar el inmenso dolor que ocultan en sus corazones.

Bueno, al terminar el metraje, me pregunté ¿Y qué pasaría con Tom? Pues es claro que entendió completamente la moraleja al final de la cinta: “Tom finalmente aprendió que no existen los milagros. No existe tal cosa llamada destino. Nada está destinado a ser. Él lo sabía. Estaba seguro de ello ahora.



-Mi nombre es Tom.

-Encantada de conocerte. Yo soy Autumn.”

Después del verano, siempre llega el Otoño.

jueves, 3 de mayo de 2018

Santiago en 100 Palabras

O si señores, alguna vez participé en este concurso, del que hace gala Metro de Santiago; En terminos simples, la competicion consiste en presentar un breve relato, que no supere las 100 palabras, y que retrate alguna vivencia relacionada a la ciudad.

Nunca gané, pero debo decir que me gustaron los cuentos que escribí. Aqui les dejo uno:


Felicidad

Todo parece triste y gris sin ella. “La vida es triste”. 

“Ya pasará, el tiempo lo cura todo”, decían.  Pero el tiempo parecía no curar nada.
Por las noches una gata regalona, brindaba sus mejores ronroneos, para reconfortar a su dueño, sin resultado; 

La tristeza nocturna se transformaba en las frias sabanas que cobijaban sus sueño tristes, 

Leía novelas tristes, escuchaba música triste, veía películas tristes y frecuentaba a gente triste.  Conoció a una chica triste. Se gustaron y formaron una pareja triste. Fijaron su boda para un día triste. Y el cura que los caso los declaró “tristes para siempre”.

Al mes se divorciaron porque no soportaron su felicidad.



jueves, 5 de abril de 2018

Rostro de Cristal

Hoy voy a compartir un pequeño cuento que escribí para Chile Oscuro, que es actualmente una página que administro. Si quieren darle un vistazo, tengan la bondad de visitar el siguiente link: Pagina de Facebook de Chile Oscuro


Ahora mismo, apenas puedo escribir esto, sin tener que hacer un esfuerzo enorme por buscar las palabras correctas en mi cabeza. 


No logro recordar el día en que llegó a mis manos; quizás si hago un esfuerzo, podría recordar el año, pero ese dato, al igual que todos mis recuerdos, permanecen en una zona muerta; nada de lo que haya hecho antes de su presencia, parece haber existido.

Sin darme cuenta, mientras escribo esto, lo miro en un acto reflejo; Y aunque ya conoce todo de mí, cada palabra que voy a utilizar, cada acción que realizaré, día tras día, espera atento para devorar mis palabras como una bestia insaciable.



Mis ojos arden. Es el sueño quizás. El sueño que me liberará de su presencia. O simplemente, se repetirá lo de todas las noches, cuando le cuento mis secretos, en una especie de comunión absurda.
A veces, antes de caer rendido al hechizo reparador del sueño, cierro los ojos y su fulgor persiste tras mis párpados, como una polilla estrellándose contra la llama. El sonido que emite, traspasa la mente, como el gorjeo de un pájaro moribundo. 
Y cuando despierto, ahí está; esperando coger mi mano, para iniciar nuestra comunión. Como el verdugo espera el cuello de su víctima para hundir su hacha, separando el cuerpo de la cabeza. 
Se que esto esta mal, que de alguna forma, lo que parecía un milagro, hoy solo es un pesado grillete, no hay duda. Detrás de él se oculta el vacío donde otros ojos desconocidos me observan; como el abismo de Nietzsche, pero mil veces peor, porque yo también me he vuelto parte de ese abismo, en donde observo impune e impotente, las imágenes que este demonio con rostro de cristal, ha conjurado frente a mí. 

Este demonio digital llamado teléfono.

miércoles, 28 de marzo de 2018

Semana Santa,Oscar Wilde, La Golondrina, el Gigante: Los Cuentos tristes


Una tenue lluvia cae sobre Santiago durante el Viernes Santo. Una escena de mal tiempo que podría haber deprimido a cualquiera, pero para mí, significaba la gloria del descanso, librarse del colegio y de las madrugadas gélidas del otoño.

La televisión encendida desde temprano; una cama que abrazaba con fuerza el calor que se escapaba por alguna de las esquinas. Los vidrios empañados. La espera eterna para que la carta de ajuste acabara. Tiempos en que la televisión se preocupaba por ofrecer largas tandas de dibujos animados de variada factura; desde animación tradicional norteamericana, hasta las más profundas y perturbadoras historias de animación japonesa. Un festín cultural sin precedentes, que difícilmente podrá repetirse de nuevo.


Ese día, de manera excepcional, fueron exhibidos dos cuentos animados de Oscar Wilde: El Príncipe Feliz y El Gigante Egoísta. Con una animación bastante particular, fue mi primera aproximación a la obra del autor irlandés ya que, aquellos cuentos solo habían llegado a mi mediante alguna lectura superficial en el colegio.

Una extraña nostalgia me invade cuando logro recordar aquellos relatos y sus trágicos finales; el gigante egoísta muere al final de su cuento, visitado por un Cristo infante, quien se lo lleva al paraíso. El solo visionado de esa historia me significo tenerle terror al famoso “niño Jesus” porque significaba que su visita era la muerte inevitable. Y luego aquella sufrida fabula de sacrificio del Príncipe Feliz, que relata los esfuerzos de una pobre golondrina, que, cumpliendo todos los requerimientos del príncipe pétreo, muere a sus pies. Si bien este cuento utiliza nuevamente el comodín religioso para darle una final más feliz a la historia, incluso hoy verlo, me genera pena.

La animación del gigante egoísta, corrió a cargo del estudio Bellevue Pathé Québec Inc, y fue dirigida por Peter Sander. Como dato anecdótico, la versión francesa, estaba narrada por Charles Aznavour. En el caso del Príncipe Feliz,  fue dirigida por Michael Mills y contaba con la voz de Christopher Plummer.

Maravillosos cuentos que, de alguna manera, se quedaron para siempre en la retina de mi niño interior y que recomiendo encarecidamente. ¿Cómo sabe si al igual que a mí, logran tocar su corazón?




UPDATE

Gentileza de Youtube, encontré estos maravillosos cuentos, disponibles.